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Falleció Alberto Vázquez

Por Sebastián Arana, Diario "La Capital" 05/02/2001.

De Corazón

   Falleció ayer, a causa de un trágico accidente automovilístico, a los 51 años de edad, Alberto Vázquez, conocido ex dirigente deportivo de Mar del Plata, quien mucho colaboró, siempre en forma desinteresada, con sus dos grandes amores: Peñarol  y Alvarado.

   Casi nunca en primeros planos, "el Gallego", como le decían sus amigos, fue un activo motor de dos de las más grandes campañas realizadas por elencos de la ciudad en la década del `90: la que llevó a Alvarado al borde del ascenso al Nacional "B" de fútbol en 1992 y la que coronó a Peñarol como campeón de la Liga Nacional de Básquetbol en 1993/94.

   Su actuación como dirigente comenzó en la década del `80 en el fútbol de Peñarol. Pero pronto, siendo hombre de fútbol -según él, un gran arquero- el básquetbol le ganó el corazón y comenzó a trabajar activamente en las distintas Comisiones de Apoyo que se formaron a partir de 1987 para respaldar al equipo de Liga Nacional.

   ¿Qué no habrá hecho "el Gallego" Vázquez por su Peñarol? A la hora de meter la mano en el bolsillo, siempre fue el primero. Para pagarle a un jugador. Para armar una comida. Para lo que fuese. Para la gente. Muchos hinchas de Peñarol podrán dar testimonio de eso. Vázquez siempre decía que.ningún hincha de "Peña" se podía quedar sin ver a su equipo. Y ayudó a muchos de ellos a comprar su entrada en innumerables ocasiones. A todos los que pudo.

   En aquella recordada campaña del título de Liga Nacional de Básquetbol, Vázquez era el representante de Peñarol en la Asociación de Clubes. Su entusiasmo peñarolense era tan grande que convirtió en hinchas "milrayitas" a todos los empleados administrativos de la AdC. Cuando se resolvió en los escritorios la clasificación de Peñarol á semifinales -luego de un partido trunco que había quedado en San Luis ante GEPU-, todos bailaron y festejaron con él, compartiendo su alegría.

   Ese año llevó su afán dé generar adhesiones hasta el límite de contratar a un mentalista para ayudar al equipo. Nada que pudiera sumar, para él, debía quedar al margen. Tanto era su amor al club.

   Similares cosas de Alberto Vázquez pueden testimoniar en Alvarado; institución con la que colaboró con la misma pasión. "El Gallego", en la mesa de café de cada mediodía, no dejaba de hablar de su sueño: Peñarol y Alvarado, los dos clubes más populares de Mar del Plata para él, tenían que fusionarse deportivamente.

   Ya no ocupaba cargo alguno en ninguno de los dos clubes. Pero nunca se desentendió de ellos. Alberto Vázquez estaba presto a solucionar cualquier inconveniente que se presentara. Era uno de esos incondicionales con los que siempre se podía contar. Coincidiera o no con los dirigentes de turno. Porque para él siempre "su" club estaba por encima de todo.

   Se fue un dirigente de los de antes. Se fue un hombre de los de antes. Un hombre de palabra. La muerte lo sorprendió viajando a Pinamar para devolver diez mil pesos prestados, que podía restablecer a su dueño hoy o mañana. Pero a él le "picaban" en su bolsillo. Peñarol lo llora. Alvarado también. Y el espíritu amateur del dirigente deportivo, ese de los que hacen de corazón...

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