Carlos Romano
(por Daniel Machiaroli, 30/12/2000)
Reflexión e ilusión del sueño Milrayita
En charla con Daniel Machiaroli, el entrenador de Peñarol, de Mar del Plata, Carlos
Romano, analizó el pasado, presente y futuro de la institución que lo tiene como
técnico, con el sello que sólo el Negro le puede dar.
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30/12/2000
Los leones de Romano
P: Tomaste a Peñarol en Enero de este año. ¿Qué conclusiones sacás de
lo hecho en la temporada pasada?
CARLOS ROMANO: Tomé el equipo el domingo 15 de enero luego del
consenso de la Comisión Directiva y el enorme aval que me dio Miguel Belza. Y me
sucedieron muchas cosas. No me voy a olvidar más del miércoles 18 que ganamos en General
Pico por un doble y mi respiración empezó a cambiar, a veces más rápida, a veces más
lenta, palpitando los partidos que se nos venían y como escapar de eso maldito que tenía
el descenso y que Peñarol venía arrastrando hacía cuatro años. Y cuando lo tuvimos
cerca me reuní con los muchachos y les dije que era hora de dar un salto. Y es mérito de
ellos que lo hayan entendido. Es el esfuerzo de ellos, porque yo soy muy exigente y ellos
me dieron todo. Entrenaron hasta tres veces por día en pleno verano, se rompieron el lomo
y ellos mismos consiguieron el segundo lugar de la A2.
A mí me gustan las charlas cortitas cuando se gana y cuando se pierde hay que laburar.
Charlamos y dijimos, bueno, el play off es Andino.
P: Después vino Boca
C.R.: Ese play off es uno de los recuerdos más lindos que tengo.
Porque volví muy enojado de Boca porque tendríamos que haber vuelto 1 a 1, el primero
tendría que haber sido nuestro. Después, de la manera que se gana el cuarto y ni hablar
de ese quinto juego en la Boca con la gente de Peñarol copando la Bombonerita, creo que
fue algo que va a quedar grabado para toda mi vida. Lo que mostró la gente de Peñarol en
ese gimnasio y el triunfo que conseguimos tan claro fue muy lindo. Ya estábamos en
semifinales y nos mató que Atenas estaba jugando el Sudamericano. Los 10 ó 12 días
parados fueron mortales. Estábamos jugando bien y un partido a Atenas le tendríamos que
haber sacado. Además nos encontramos a Atenas herido y un grande herido es un peligro
bárbaro y así fue. Perdimos, pero con mucha alegría, con mucha satisfacción. Creo que
el llanto de algunos jugadores fue de alegría total porque habían logrado algo muy
grande, que acá no se lo vivió como se deben vivir estos triunfos. Peñarol estaba en
semifinales, muchísima gente volvió a la cancha y lo que demostró la gente de Mar del
Plata en Buenos Aires es muy grande. Eso lo hacen las grandes hinchadas de fútbol nada
más. Pero no se le dio el justo valor.
P.: ¿Y esta temporada?
C.R.: Y esta Liga sorprendimos a todos pero los muchachos se
rompieron en la pretemporada que fue dura y después tuvimos juegos precompetitivos. Yo
hoy veo que nadie lo recalca pero la final del torneo de Brasil fue Botafogo Vasco
y nosotros fuimos a hacer juegos contra ellos que fueron los dos equipos más duros junto
a Atenas y Estudiantes de Olavarría de toda Sudamérica. Tuvimos un arranque de Liga no
muy bueno y los reveses del norte (N. de R: Andino y Belgrano de Tucumán) hicieron que el
sacrificio fuera mayor. Y lo mejor de este equipo fue el click que hizo frente a
Estudiantes en Olavarría que fue el mejor partido de Peñarol en la Liga. A partir de
allí más sacrificio y la llegada de Pricket. Tuvimos una racha de juego no buena, pero
sí muy concentrados en que sabíamos la forma de mejorar, la forma de ganar y de cerrar
los juegos. Después que conseguimos eso, yo les pedí que se empiecen a soltar. No me
gusta el equipo que está encasillado en jugar de una manera. Yo tengo jugadores para que
se suelten. Me preguntaron cual es el techo y el techo es la presión que nos pone el
rival y sorteamos rivales muy duros. A partir de eso el equipo estaba ensamblado, llegando
en una cresta de la ola muy buena. Pasamos a ser de candidatos a A1 a candidatos a ganar y
cuando íbamos de visitante cuidado que viene Peñarol. Ese respeto que nos
ganamos es lo que más me enorgullece del año, que cuando Peñarol va a cualquier cancha
se toman cuidados, la gente está como prevenida que le vamos a dar lucha y vamos a ganar
los juegos y nos respetan. Y haberlo conseguido para una institución que hace muchísimo
tiempo que está en la Liga me colma de satisfacción. Tuvimos 11 victorias seguidas y
desde la fecha 13 estamos entre los tres primeros y eso es algo que tiene un valor
incalculable. Por eso recuperó gente el Polideportivo. Empezó de nuevo la
Peñamanía. Y como dice el Diego, a Dios no hay que pedirle más nada, hay
que agradecerle.
P: ¿Hiciste alguna cuenta de estos siete partidos que quedan, como para
estar un poco más arriba?
C.R.: A todos los equipos le vienen siete encuentros muy duros,
pero creo que el que mejor fixture tiene es Atenas. Primero viene Olavarría. El clásico
me va a encontrar con todo lo que el encuentro encierra en sí, toda la salsa y la
necesidad de Quilmes de ganar un punto para estar en A1. Va a ser un clásico con mucho
picante. Y la excursión por el sur con Estudiantes y Comodoro va a ser dura, son equipos
que van a aprovechar estos días para entrenar para levantar. Me gustaría traerme un
juego de esos, para después esperar a Regatas y Pico en mi cancha. Acá lo tenemos muy
claro: nuestra cancha es el living de nuestra casa, si queremos servir la comida fría se
come fría, si queremos caliente se come caliente, el que no quiera comer que no coma,
pero es el living nuestro y en nuestra casa se come así. Es el mensaje que estamos dando.
El que nos vaya a ganar, va a tener que jugar muy pero muy bien y le va a costar
muchísimo. Sería hermoso terminar en la posición que estamos, para el club sería
bárbaro, para los jugadores muy bueno y a la dirigencia los animaría en los próximos
años a hacer cosas más grandes. Porque, ¿ cómo se mejora?. Compitiendo contra los
mejores. Podés perder, a lo mejor les podés ganar, pero el resultado es
mejorás, como jugador, como entrenador incluso como directivo, porque te
rozás con los mejores directivos, porque no es casualidad quienes están entre los 8
primeros o entre los 4 primeros. Y nuestro público también mejora, porque en Mar del
Plata es selecto y sabe quien viene a jugar. Algunas veces por cuestiones de bolsillo y
otras por cuestiones de gusto te van a ver contra un rival y contra el otro no y en la A1
no hay espacio para eso. Hay que ir siempre porque los rivales son los mejores equipos del
país.